Construyendo la civilización del amor desde la dignidad humana
El fundamento de la dignidad humana radica en que fuimos creados a "imagen y semejanza de Dios" (Génesis 1:26-27). La imagen señala la distinción pero también la relación entre humano y Creador. La semejanza indica el orden sobrenatural y la comunión con Dios, para lo cual nos dotó de alma espiritual, razón y libertad. Aunque el pecado rompe esta comunión, Cristo restaura nuestra naturaleza como modelo perfecto del ser humano, invitándonos a vivir la plenitud del amor.
La persona humana es única e irrepetible, no es un "algo" sino un "alguien". A diferencia de los objetos materiales que se reemplazan, las personas son irremplazables. La dignidad no es otorgada por leyes o factores sociales, sino que es inherente a cada persona por su condición humana. La persona no es un medio sino un fin en sí misma. Este principio, accesible por la razón, se complementa y enriquece con la visión cristiana de ser creados a imagen de Dios.
Los derechos humanos (vida, alimentación, educación, familia, etc.) son esenciales para el desarrollo integral y tienen tres características fundamentales: son universales (para todos sin excepción), inviolables (nadie puede negarlos legítimamente) y inalienables (pertenecen a la naturaleza humana). Junto a estos derechos existen deberes: reconocer la dignidad de otros, promoverla activamente y cuidar la familia. Como advierte Juan XXIII: "Quienes al reivindicar sus derechos olvidan sus deberes, derriban con una mano lo que construyen con la otra".
El ser humano es creado a imagen de Dios (Génesis 1:26-27), lo que le confiere una dignidad inviolable. Esta relación con el Creador fundamenta:
La persona no es un objeto ("algo") sino un "alguien" con:
"La persona es un fin en sí misma"
Los derechos humanos son:
"El derecho a la vida es el fundamento de todos los demás derechos"
En 2023, el gobierno de Emmerson Mnangagwa (presidente desde 2017) abolió la pena de muerte, heredada del colonialismo británico y mantenida por Robert Mugabe durante su dictadura (1980-2017).
Paradoja: Mnangagwa fue condenado a muerte en los años 60 y escapó. Hoy, en un régimen considerado autoritario (con denuncias de fraude electoral y represión), elimina esta pena.
La abolición de la pena de muerte es un avance, pero la coherencia entre leyes y acciones es esencial para construir una sociedad que verdaderamente respete la dignidad humana como imagen de Dios.
No tan solo hay que velar por el derecho de la vida si no también los demás derechos mencionados como alimentación, educación, familia se encuentran países en hambruna y con altos índices de analfabetismo